jueves, 23 de octubre de 2008

Panqueque emocional

Se vino el cambio de humor, así de golpe (sin palabras). Acabo de estar un rato riéndome de esta gráfica que verán a continuación (hagan click en la imagen para ampliarla).

Para los más jóvenes, eso negro es un cassette (sistema de almacenamiento de audio analógico primitivo de cuando ustedes aún no habían nacido, o bien no sabían qué era esa cosa con rueditas que estaba dentro del reproductor de mamá o del auto-estereo de papá)



Ustedes qué dicen, le aflojo al mate de madrugada no?

jueves, 2 de octubre de 2008

Corre más que el veneno...

...que llevo dentro.

Esa es una frase inventada en una canción de "Estopa", el resto de la canción no tiene sentido, pero a lo largo de mi vida muchas veces tuve veneno dentro mío, corriendo imparable por mis venas, comíendome de a poco, obligándome a tener más silencios que palabras o más bien palabras que eran fuertemente aplastadas por dientes que atentos a las direcciones de la mandíbula hacían un scrum que hasta los All Blacks envidiarían.

Así es cómo en otra época y aún hoy he frenado y tragado los gritos de dolor y desesperación a fuerza de aspirar el humo de mis cigarrillos, de tabaco de pipa, de habanos, ellos funcionan en cierto momento como un émbolo para la expresión y se llevan (literalmente) toda expresión o sonido gutural de mis entrañas que no ha sido calculado fríamente de vuelta a mi pequeño infierno personal.

Pero eso no suele ser lo peor, lo peor suelen ser esos momentos de angustia, esa sensación de culpa y la búsqueda de una mirada de alivio, verse con los ojos secos cuando todo el resto de las miradas son un mar, jugarse al duro por no gritar y aferrarse a algo/alguien exclamando el dolor que uno lleva dentro.

"Mantener la compostura" - Andate a cagar! eso es el peor invento que hay! insensible de mierda, eso es lo que sos!

"Ser la roca" - Pero si estás petrificado y quieres pasar inadvertido como una de ellas, eso es lo que quieres!

Hace mucho que no asoma una sola lágrima, hace mucho que no asoma un solo grito, hace mucho que no asoma nada, y la culpa, la culpa que te atormenta se sigue acumulando como única expresión real de lo que te pasa; esa culpa que uno no deja de prestarle atención y que no puede hacer NADA para resolverla, porque es tarde, ya es tarde.

Sé que si hoy fuera a golpear puertas me recibirían con una bofetada, o con indiferencia, algunos estarán acertados y otros me arrojarían un palo por la cabeza como el menor de los castigos y no creo merecer menos, porque está la culpa.

La culpa de llegar tarde, de que en algún momento el cerebro me juegue una mala pasada y me telegrafíe un "no podés hacer NADA, no tenés que sentirte así".

"La suerte estaba echada" - otra frase de mierda, gracias cerebro
"la vida continúa" - estoy hecho una zarta de frases ridículas

Lo que sí, y perdonen que uno se enrede pero es así como me siento, como un árbol negro hecho de miles de raíces que irrumpen en la tranquilidad del suelo y se entrelazan subiendo hacia algún lado pero sin señales ni pretensiones de mostrarse vivo.

No me voy a justificar, no lo necesito porque a cada palabra de alivio tengo una horda de ideas y contraideas que despedazarán cualquier acto benevolente de ayudarme o eximirme.

Duele haber estado, duele no estar, duele; eso mismo, duele y la culpa se agranda, y uno que no quiere darse cuenta de que va ocupando cada recuerdo feliz que tenía uno y así la culpa va dejando un pequeño hilo, un cabo que uno halla en cualquier relampaguéo de felicidad anterior y tira de él, inmediátamente la oscuridad, la presencia de ese dolor, de esa culpa, de varias ya.

Sé que estoy diciendo todo y diciendo nada; me habrán visto parrandear por sus veredas, me habrán escuchado o leído barruntar en la incoherencia o bien decir palabras que hasta han llegado a considerar casi inteligentes, pero ese no era yo, ese era otro, otro que no soy pero que quiero ser, porque realmente uno se da cuenta de que defrauda, SE defrauda; como si, llegado el momento, uno siendo así pudiera hechar todo lo que vive en una hoguera y hacerlo desaparecer.

Me duele, los extraño, pese a lo superficial que parezcan estas palabras no saben cómo los extraño, y no los quiero junto a mi, deben tener algo mejor que hacer allí donde están que mirarme, no me miren más, me dan vergüenza de mi mismo, me da vergüenza no haber podido largar una puta lágrima, tal vez eso era mejor, tal vez no se necesitaba, tal vez si.
Junté fuerzas pero no me alcanzaron para entrar a ese bar a bajarme una botella de whisky y recordarlos, pero me visitaron lo sé, los ví ahí mientras batallaba para poder dormir, los ví allí cuando me despertaron, no sé si quiero que me cuiden o tener la gran suerte de saber que algún día de estos los veré nuevamente (porque llega, está llegando, un día, mil años, quién sabe, pero llega).

Me quedo aferrado a este teclado, pensando cómo escribo esto mientras aún siento mis ojos más secos que la tos de un perro; este teclado, tal vez la tabla flotante que me saque de este mar de dolor; tal vez pasen los dolores de la espalda, los del pecho y los del brazo pero falta (y creo/espero que mucho tal vez) para que la garganta vuelva a sentirse sin soga.

Y les pido perdón, porque debo hacerlo, no porque sea una formalidad. Y me disculpo, porque me sigue costando largar una puta lágrima, porque mientras más los pienso mi cerebro elucubra y dispara mil excusas que cualquier abogado del diablo re hipotecaría su alma para poder tomar nota.

Los extraño y los seguiré extrañando.

Mientras tanto - Vida! corre más que el veneno que llevo dentro!